Elecciones, ética y supervivencia


En Venezuela hay una fuerte controversia en este momento sobre el sistema electoral y las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. El gobierno alega que, víctimas de un ataque informático ocurrido ese día, el Consejo Nacional Electoral (CNE) no pudo publicar en su página web los resultados mesa por mesa de las elecciones, sino sólo los resultados de forma general: aseguran que Nicolás Maduro obtuvo 6.408.844 votos, mientras que el candidato opositor Edmundo González Urrutia (fachada de la ultraderechista María Corina Machado) obtuvo 5.326.104 votos.

La oposición, por su parte, publicó en varios sitios web 25.000 de las 30.000 actas de las mesas electorales, que obtuvo a través de sus testigos ubicados en cada mesa, y alega que, según sus cuentas, Edmundo González ganó las elecciones por 7.303.480 votos frente a 3.316.142 de Nicolás Maduro. Alegan que los resultados informados por el CNE son falsos y fraudulentos.

Esto ha desatado una intensa controversia que el próximo miércoles 28 de agosto cumplirá un mes, llena de dimes y diretes, expertos hablando en favor de un lado y del otro, políticos de Venezuela y presidentes de otros países pronunciándose.

Muchas personas alegan que el CNE debería publicar todas las actas originales, y así demostrar que las actas publicadas por María Corina Machado en su página web son falsas o fueron alteradas. Porque, de ser verdaderas, eso probaría que los resultados dados por Machado son auténticos y el ganador de las elecciones es González Urrutia.

Con frecuencia leo a muchos camaradas dar objeciones para no publicar las actas desde el CNE. Se repite mucho la frase "en Venezuela no se publican actas sino resultados". Muchas personas se preguntan por qué el CNE y el partido de gobierno no han tenido ningún interés en publicar las actas, cosa que en otras elecciones (por ejemplo, en 2013) hicieron rápidamente para disipar cualquier duda de su victoria en aquel entonces.

VOTACIÓN ELECTRÓNICA VS. MANUAL
Les explico algo: Los sistemas de votación que son puramente electrónicos o digitales son muy vulnerables, porque cualquier técnico del ente comicial puede meterse en la base de datos y cambiar los números. O alguien puede dejar programadas trampas dentro del código fuente, que alteren los resultados. Hasta eminencias como Richard Stallman han advertido los peligros de eso. El sistema venezolano es especial porque es una mezcla de digital y tradicional: además de votar en una máquina electrónica, tienes las papeletas o comprobantes de voto, tienes las actas impresas, tienes los datos digitales con redundancia (repetidos en varios lugares), con protecciones (firmas digitales y hashes que permiten darse cuenta de si algo fue modificado). Para eso son los comprobantes físicos, incluyendo las actas. Si alguien creara una trampa en las máquinas de votación para que se cambien los votos, eso se detectaría en las auditorías ciudadanas cuando se cuenten las papeletas. Si alguien en el centro de totalización cambia los votos, eso se notaría cuando se publiquen los resultados mesa por mesa y los testigos comparen sus copias de las actas con lo publicado por el CNE. Para eso es que existen tantos controles: para que la gente pueda controlar, verificar, comprobar. Cuando alguien opina que el CNE debe publicar las actas y todo el material electoral, y algún camarada o periodista bienintencionado responde que no porque “el CNE nunca ha publicado actas", le está negando a otras personas su derecho de saber quién tiene la razón, o de saber si los ataques informáticos ocurridos el 28 o 29 de julio modificaron los datos. Han surgido varias partes que han publicado actas y documentos dando otros resultados distintos a los del CNE, y en mi opinión la respuesta no puede ser mandarlos a callar, o acusarlos judicialmente de pretender sustituir al CNE y mandarlos a poner presos. Todo lo contrario: hay que activar todos los mecanismos que provee el sistema electoral venezolano (uno de los mejores del mundo) para disipar cualquier duda, sobre todo cuando la misma alcanza a millones de personas de nuestro país y a países del exterior, incluyendo aliados nuestros. Me parece horrible que los informáticos que programaron las páginas web donde la oposición está publicando las actas (en el supuesto de que no falsificaron las mismas) estén amenazados de ir presos. Si estuviésemos viviendo la situación contraria (si fuese el chavismo el que estuviese reclamando), yo quisiera ser uno de los informáticos que estuviese ayudando al chavismo a publicar sus actas y demostrar que ganaron. Pero me parece increíble que el publicar información electoral se vaya a considerar ahora una actividad peligrosa y subversiva, como si uno estuviese poniendo bombas o publicando panfletos comunistas en plenos años 60. CHANTAJE Ahora bien: Así como dije eso, también diré otras cosas, para que así PSUV, oposición e izquierda disidente puedan unirse, aunque sea en caerme a insultos. El pueblo venezolano ha sido sometido, en los últimos 10 años, a las peores situaciones de su historia reciente, todo porque otro país quiere hacerse del control de nuestra nación a la fuerza. (Sí, ya sé que estarán diciendo: “Otra vez Luigino con su discurso adoctrinado y politiquero”). Pero es la verdad: está probada hasta la saciedad la injerencia de Estados Unidos contra Venezuela desde el golpe de estado de abril de 2002 y eso ha continuado de forma casi ininterrumpida hasta hoy. Está probada la injerencia de Estados Unidos en muchos otros países. Dicho país ha impulsado sanciones o medidas unilaterales contra Venezuela, ha financiado y estimulado protestas violentas y apoyó la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente paralelo, lo cual también trajo varios intentos de golpes de Estado, todos apoyados por Estados Unidos. Mientras tanto, nosotros los venezolanos de a pie vivimos situaciones espantosas, que incluso costaron la vida de seres queridos e hicieron que millones emigraran del país. Muchos señalan que todo esto es culpa del gobierno venezolano, pero yo estoy claro en que estas medidas forman parte de un chantaje del gobierno estadounidense para obligar al venezolano a renunciar, o a lograr que gran parte del pueblo se ponga en su contra y lo saque del poder. Y el gobierno tampoco supo reaccionar bien a estas acciones. La verdad, muy pocos gobernantes lo hubieran podido hacer bien; la mayoría hubieran caído en cuestión de días. Nuestros supuestos aliados tampoco nos ayudaron mucho que digamos (¿dónde estaban China y Rusia en los peores años de la crisis?) y la gente acumuló mucho descontento y resentimiento hasta el día de hoy. Nadie nos daba respuestas cuando nuestro salario cayó a 2 dólares mensuales. La gente tuvo que rebuscarse, y el buhonerismo o comercio informal, que casi había desaparecido, repuntó de nuevo ahora con un nuevo nombre: “emprendimientos”. El Metro y las esquinas se llenaron de viejitos de 70 u 80 años vendiendo caramelos, tratando de subsistir visto que su pensión prácticamente no existe. Con el tiempo, el sueldo fue sustituido por el “ingreso mensual”, nuevamente sin explicar ni preguntar. Lo convirtieron en un bono que hoy alcanza los 130 dólares mensuales. Al menos nos recuperamos un poco, pero nuestras utilidades, prestaciones y otros beneficios prácticamente fueron eliminados. El gobierno se volvió muy repetitivo y aburrido al echarle la culpa de estos problemas solamente al gobierno gringo y las sanciones, ¡pero es que eso no era mentira! El país perdió el 99% de sus ingresos, y todo eso formaba parte del chantaje estadounidense contra el pueblo venezolano. Yo no sé quién hizo fraude en estas elecciones 2024, pero sí sé que las condiciones democráticas de nuestro país no fueron rotas el 28 de julio, sino hace años, cuando el pueblo venezolano fue sometido al chantaje de: “vota en contra del gobierno o te impondré más y más sanciones, y vas a sufrir más y más”. Eso es un vil y sucio chantaje, y no estoy de acuerdo en que las partes que exigieron o apoyaron esas sanciones contra Venezuela e hicieron sufrir al pueblo de nuestro país, tengan derecho a hacerse del poder. No debieron participar en las elecciones porque hace años rompieron las reglas de la democracia. De hecho, el gobierno lo intentó inhabilitando a María Corina Machado, a Corina Yoris y estoy seguro de que debieron debatir internamente si inhabilitar a Edmundo González cuando Machado lo nombró su sucesor. Lamentablemente, buena parte del pueblo venezolano cayó en ese chantaje, como también lo haría cualquier padre o madre cuyo hijo está secuestrado por unos malandros y accede a pagar el rescate. Y lo hace “por amor”, al igual que el padre que quiere ver regresar a sus hijos migrantes, o el que quiere ganar mejor sueldo para darle a su familia lo que necesitan, o la persona que tiene dos o tres trabajos, está extenuada y quiere volver a tener uno solo. ÉTICA Toda esta situación de años nos quebró la ética a todos. Cuando se propuso en la Asamblea Nacional Constituyente de 2018 una ley antibloqueo que tenía artículos favoreciendo el secretismo y la “desaplicación” de leyes, muchas personas revolucionarias se opusieron con argumentos contundentes, entre ellos éticos, y fueron prácticamente echadas del chavismo por “traición”. Cuando Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos denunciaron hechos de corrupción en Pdvsa, fueron acusados en televisión, por altísimos miembros del gobierno, de ser agentes que enviaban información al gobierno de Estados Unidos. Pasaron años presos. Alfredo fue golpeado. Años después, una de las personas de más alto perfil del chavismo era arrestada junto con muchos de sus incondicionales, todos en altos puestos de la industria petrolera y de criptoactivos, por haberse aprovechado de esos artículos de la Ley Antibloqueo para actos de corrupción. Cuando quedó en claro que Aryenis y Alfredo tenían razón en lo que denunciaron, no hubo ni siquiera una disculpa, muchísimo menos una reivindicación, ni siquiera una declaración de inocencia. Tampoco lo hubo contra quienes denunciaron los problemas de la Ley Antibloqueo, que hoy siguen siendo vistos como “traidores”. Tampoco nos quedó claros al resto de los chavistas qué debemos hacer si alguna vez somos testigos de una situación de corrupción similar: ¿denunciarla y arriesgarnos a vivir lo que vivieron Aryenis y Alfredo? ¿Callarnos y ser cómplices del robo, pero al menos seguir vivos y en libertad? La ética volvió a ser la gran perdedora. ¿Por qué nadie se disculpó con Aryenis y Alfredo? Alguien en el PSUV dijo hace años que “disculparse” era lo mismo que “inmolarse”, y la orden fue clara: “aquí no se inmola nadie”. No aprendieron nada de aquel Hugo Chávez que en muchas ocasiones tuvo la valentía de reconocer públicamente sus errores y hacer lo necesario para corregirlos. El PSUV también hizo graves faltas a la ética con sus propios aliados cuando algunos de ellos decidieron distanciarse, como el apropiarse de los símbolos del PCV para dárselos a personas ajenas al partido. Cosas parecidas pasaron con PPT, Tupamaros y otros movimientos. Pareciera que algunos, con cualquier lista de justificaciones, nos quieren hacer renunciar a la ética. Uno lo puede ver incluso en los medios, cuando algunos periodistas y comunicadores chavistas se acostumbraron a mentir cotidianamente en sus espacios, tal vez con la excusa de que “los otros también lo hacen” y de que “hay que usar las mismas armas del enemigo”. Por ahora, estos casos son la excepción. Si se volvieran la regla, si la revolución faltara a la ética de forma cotidiana con todo tipo de excusas, dejará de ser una revolución y se convertirá en un gobierno adeco-copeyano más. ÉTICA VS. SUPERVIVENCIA Las cosas no son fáciles. Nunca lo son, y mucho menos en Venezuela. Supongamos por un momento que Edmundo González ganó las elecciones, pero que el CNE cambió los números para atribuirle el triunfo a Nicolás Maduro. Sería una falta a la ética inexcusable, espantosa. Sería una vergüenza terrible para el proceso bolivariano y sus seguidores.

Ahora bien, ¿cómo se espera que el pueblo chavista salga a defender el triunfo de Edmundo y María Corina, si uno sabe que la agenda de ellos al tomar el poder es arrasar con el chavismo y “enterrar el socialismo”, como ella abiertamente decía hasta hace unos meses atrás? ¿Arriesgarse a morir en nombre de la ética? La agenda de María Corina, abiertamente reconocida por ella, es la privatización de empresas del estado, la disminución del “gasto público” y el someter al país a los organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional. Lo que ella no ha dejado de repetir una y otra vez es la frase: “¡vamos a cobrar!”. Una frase absolutamente retaliativa, que alborota a todo aquel opositor extremista que espera con ansias una victoria (real o ficticia, democrática o violenta: da igual) que les permita vengarse de de lo que ellos consideran “años de mal gobierno”, generalmente atacando a su vecino, amigo o compañero de trabajo al que alguna vez vieron con una franela roja regresando de una marcha. ¿Es eso ético? Machado seguirá los pasos de Javier Milei y Jair Bolsonario, quienes apenas tomaron el poder cerraron decenas de ministerios e instituciones públicas, y despidieron a miles de trabajadores. Nadie, ni siquiera ella misma ha desmentido eso. CO-RESPONSABILIDAD Por ello, yo le pido a los opositores entender que gran parte de lo que está pasando no es sólo culpa de nosotros los chavistas. Sumado al chantaje de "vota contra Maduro o las sanciones se incrementarán" aupado por el gobierno estadounidense y sus aliados, que no es para nada ético, vemos cosas tan terribles como amenazar o insultar personas por ser chavistas, cuando se meten con los hijos o hijas de alguien porque es figura del chavismo, cuando salen en grupo como ocurrió en Carora a quemar una emisora de radio porque es chavista y golpear a sus trabajadores, amenazándolos de muerte; cuando un grupo de encapuchados rodean una alcaldía en Falcón y amenazan con prenderle fuego a todos los que están adentro; cuando atacan o matan a figuras del chavismo en un ataque de rabia, sólo están alimentando los temores de mucha gente de que, cuando lleguen al poder, harán desmanes iguales o peores. Y sí, ustedes me responderán “pero los colectivos hacen tal cosa”. Yo no estoy de acuerdo con los colectivos, pero tampoco con los comanditos. ¿Existe alguna forma de que un lado y el otro se sienten y se pongan de acuerdo para deshabilitar ambos grupos, o estamos condenados a verlos crecer hasta que nos matemos entre todos, o terminemos en una guerra civil como la que vivieron Colombia, Libia o Siria? Con una líder como María Corina Machado será inevitable que eso ocurra, y la gente hará todo lo necesario para sobrevivir, incluyendo el ignorar los gritos de ustedes clamando fraude. LÍDERES ¿Por qué ustedes los opositores siempre han preferido a líderes extremistas como María Corina o Leopoldo López, en vez de gente que habla de diálogo o conciliación? Capriles era otro ídolo de la oposición hasta que se volvió más dialogante, y entonces comenzaron a tratarlo de traidor. Lo mismo pasó con Manuel Rosales, Henri Falcón y otros a quienes ustedes hoy consideran “alacranes”. Alguien les metió en la cabeza que la única forma de lograr mejorar el país es arrasar con el chavismo y todo lo que ellos hayan hecho, y reconstruir el país haciendo “justicia” contra todo aquel que se haya puesto un trapo rojo en los últimos 25 años. Lamentablemente, estos temores causaron que dirigentes del PSUV se atrincheraran justificando todo, arremetiendo contra aquel que no les dé la razón siempre. Se exige a los chavistas que aspiran a cargos ponerse etiquetas de “incondicionales”, “rodilla en tierra”, “persona de lealtad absoluta” o “yo soy un soldado/hago lo que digan/voy pa’ donde me manden”, y quienes no lo hagan son apartados y son vistos con malos ojos (se les llama "los tibios"), lo cual también está muy mal. Pero el país no se va a arreglar con un exterminio de una parte de la población, ni de los chavistas, ni de los opositores. En mi opinión el proceso revolucionario venía en muy buena marcha hasta 2011 o 2012, pero toda la serie de agresiones que vinieron después, con la enfermedad y posterior fallecimiento de Hugo Chávez y el convencimiento de una parte de la oposición de que “Maduro es un bobo al que se le tumba fácil”, les ha servido para justificar más de 12 años de arbitrariedades, ataques y abusos no sólo contra el gobierno, sino contra el país y su población. Y ha servido también para que el chavismo, intentando defenderse, justifique muchas cosas que jamás se hubieran permitido en la Era Chávez. Porque es eso, o es dejarse matar. ¿Y saben qué? Uno también se cansa, porque se te va la vida en un conflicto sin fin. Se te van los padres, se te van los hijos, los primos, los sobrinos. La gente se cansa y se va. Y los que se quedan, se quedan matándose entre ellos, o desligándose completamente de la política, esperando que pase algo que arregle las cosas. Pero eso no termina de pasar.

Ahora, luego de tanto sufrimiento, también se le quiere exigir al pueblo chavista una vez más que, en el nombre de la ética y en respuesta a un alegado fraude, sea el que salga del gobierno de Maduro para poner en el poder a sus verdugos: a aquellos que los van a despedir, a perseguir, a traerle más sufrimiento a sus vidas. La oposición mira con expectativa los cerros, esperando con ansiedad el día que vuelvan a bajar, que vuelvan a tomar la avenida Baralt, que suban a Miraflores, y que sean ellos los que pongan los muertos. De ser cierto que hubo fraude, no sé cómo solucionar el dilema. Tampoco puedo hacer nada para arreglarlo. Espero logremos convivir, tratarnos bien y encontrar la solución entre todos.

Ojalá alguno de esos opositores que todos los días lo acusan a uno de ser “un adoctrinado del chavismo”, también tenga un ataque de valentía y se atreva a hacer su propia reflexión pública, y señalen todas aquellas cosas que están mal de su lado, que nos han llevado a todos los venezolanos a esta situación. Y ojalá entre todos podamos encontrar una salida.
QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER
El gobierno, por otro lado, está terriblemente equivocado si adopta el camino de despedir de las instituciones a aquellas personas que sean opositores, de privarlos de bolsas de comida o de otros beneficios. Son rumores que han corrido, y espero que queden sólo en eso: en rumores. Tomar medidas arbitrarias e injustas que causen más rabia en la población, sería un error terrible que puede encaminarnos a que algún día estalle la confrontación pueblo contra pueblo. También hay que debatir el tema de las dos mil personas detenidas la semana de violencia post-electoral. Por supuesto que todos aquellos que mataron o hirieron gente, que amenazaron, golpearon y lincharon personas, que destruyeron alcaldías e instituciones, que saquearon sitios públicos o privados, deben ser juzgados y penados de acuerdo a la ley. Pero, ¿de verdad las 2 mil personas detenidas estaban haciendo eso? Aquellas personas que sólo estaban protestando pacíficamente deberían ser liberadas, en particular si no hay ninguna prueba contra ellas. El gobierno tiene que intentar comprender las molestias de la gente y solucionar los graves problemas con los servicios públicos, la salud pública, la educación y tantos otros, y dejar el despilfarro en tantas cosas innecesarias. Muchos de quienes hoy dicen ser opositores, hace apenas unos años eran chavistas leales, pero muchas familias han sufrido situaciones terribles y se han sentido solos y abandonados, y no se les puede culpar por las decisiones políticas que estén tomando. El gobierno también tiene que cambiar muchísimas, pero muchísimas cosas a lo interno. Dejar la arrogancia y el desprecio a quienes hagan objeciones. Dejar el maltrato a la gente. Tomar acciones con los líderes políticos y militares que sí tengan esa actitud. Dejar la ostentación, los gastos superfluos y exagerados en momentos en el que todo el mundo está obligado a recortarse. En algo coincidieron los 10 candidatos durante la campaña: todos, incluso Maduro, repetían que “la gente quiere un cambio”. Hubiera sido deseable que Maduro se hubiera echado a un lado y hubiera permitido otra candidatura dentro del PSUV para estas elecciones presidenciales, pero dado que no lo hizo, debería buscar las maneras para que las personas sí vean un cambio en su gestión, que hasta ahora no se ve. Tampoco está bien que, en este momento de conflicto, se regulen y bloqueen redes sociales, y se hagan legislaciones al respecto. Estoy de acuerdo en que se busque la forma de que las empresas de redes sociales se establezcan en el país y den cuentas obedeciendo nuestras leyes, pero discutir las cosas en momentos de alta tensión sólo causa que se tomen decisiones no del todo correctas. Las personas del chavismo que hacen vida en X/Twitter y ayudan a desmontar mentiras y bulos contra el gobierno, la tienen ahora más difícil. Muchos trabajos que se han hecho en instituciones públicas para trabajar con X van a tener que desecharse, y yo lo veo como algo lamentable. Y bueno, el tema electoral… yo no sé cómo lo irán a arreglar. Yo no sé para qué ir a votar en las próximas elecciones de gobernadores, alcaldes y diputados si ya está prácticamente decidido y anunciado que se van a ganar las 24 gobernaciones y 300 alcaldías… ¿para qué necesitan que uno marche y vote? Déjennos tranquilos seguir nuestras vidas y seguir trabajando. Con esto, termino este largo artículo, lleno de catarsis. Alguien hace unos días me dijo: “es que tú quieres quedar bien con todo el mundo”. Al menos este artículo no busca eso; sé que chavistas, opositores y disidentes estarán unidos en decir que este artículo apesta, porque ninguno encontró aquí lo que quiere leer. Pero ojalá ustedes, que tanto saben de todo, puedan encontrar las soluciones para que podamos vivir mejor.

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