Lo bueno y lo malo, por Emilio Hernández

Reproduzco a continuación el artículo "Lo bueno y lo malo", escrito por el profesor universitario Emilio Hernández para Correo del Orinoco el pasado 11 de junio de 2019.

El concepto taoísta del Yin y el Yang expresa que los opuestos coexisten y se encuentran en todas las cosas. Así es nuestra Revolución, donde lo bueno a veces tiene su mancha antirrevolucionaria, como la corrupción, por ejemplo. Veamos un pequeño resumen de la estrategia política y económica impulsada por el Presidente Nicolás Maduro.

Bien por el esfuerzo que se ha hecho para diversificar la producción. Bien porque la ayuda alimentaria CLAP está avanzando hacia tener sólo productos nacionales. Bien por inculcar en los venezolanos la necesidad de producir para superar la actual coyuntura económica. Bien por la estrategia política que ha sorteado conspiraciones, garantizando la continuidad constitucional y permitiendo a la Revolución continuar su curso. Bien por las acciones de inteligencia que han permitido descubrir conjuras antes de su puesta en marcha. Bien por haber fortalecido las milicias, como elemento disuasivo ante posibles acciones militares contra Venezuela, acciones que pide un sector de la oposición. Bien por mantener en alto la moral de la mayoría de los patriotas ante las amenazas imperiales que buscan destruir a Venezuela como Estado-Nación. Mis respetos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana por su inquebrantable posición patriótica.

Con tantos aciertos, ¿por qué seguimos sintiéndonos en un estado de debilidad, en una angustia permanente por la situación de indefensión ante la zozobra económica?

La razón es sencilla y son numerosas las voces que claman que ésta es la razón fundamental. Hemos fracasado irremisiblemente en la política monetaria. Lo digo sin cortapisas y desde mi apoyo irrestricto a la Revolución.

Nos acosa el fantasma del neoliberalismo, lamentablemente. Nos amenaza el peor de los neoliberalismos, no el del enemigo que a fin de cuentas lo tenemos enfrente y lo podemos combatir, sino el que llevamos dentro, como convicción inadvertida, producto del bombardeo mediático colonizador.

Tenemos un libre cambio del bolívar a tasa de dólar criminal, tasa que inexplicablemente las instituciones del gobierno emulan. Tenemos una restricción severa de la masa monetaria como "receta" monetarista para controlar la inflación, lo que evidentemente no funciona. Tenemos una dolarización de la economía como consecuencia de la atroz restricción de la masa monetaria y de la percepción de que mantener los bolívares es perder dinero por devaluación.

Desconozco la relación de las fuerzas en el gabinete económico del Presidente Nicolás Maduro, pero sí me consta que en ese gabinete hay patriotas que quieren defender nuestro bolívar y revertir el avance del dólar como moneda de circulación nacional. Patriotas que intentan anclar el petro y el bolívar al valor que tienen nuestros minerales. Patriotas que se enfrentan a la visión monetarista, de libre mercado y de monedas fiduciarias que otros miembros del gabinete defienden.

No podemos arrancar ninguno de los motores productivos como es debido y no podemos incrementar la producción con la rapidez necesaria, simplemente por no tener una moneda estable.

El camino más corto a la estabilidad del bolívar es la equivalencia del bolívar con el petro, a un tipo de cambio razonable. Al mismo tiempo, debemos darle una enorme solidez al petro como moneda que representa nuestra riqueza mineral creando diversos instrumentos financieros. 

Eliminemos esa mancha monetarista neoliberal del conjunto de las medidas económicas que, bien encaminadas, nos llevan hacia la soberanía económica, piedra angular del socialismo bolivariano.