El debate sobre la Constituyente: ¡Ni tarifados ni traidores!
El Salón Elíptico de la Asamblea Nacional, lugar donde se efectuaría la instalación de la Asamblea Constituyente. Foto tomada de Primicias24 |
El debate se ha
puesto muy fuerte, y de hecho, hemos leído y escuchado expresiones
muy altisonantes en ambas direcciones: muchos de quienes apoyan la
ANC, acusan de “traidores” a los que están en contra. Muchos de
quienes no la apoyan, acusan de “gobierneros” y “tarifados” a
quienes sí lo hacemos.
Por ello, quería
dejar en claro mi posición sobre la Constituyente.
En primer lugar, no
me considero “tarifado” ni “gobiernero”. Mi decisión de trabajar en un ente público es enteramente mía, y
es consecuencia directa de mi posición política. No estoy apoyando
a Nicolás Maduro porque trabaje en un ministerio. Es al revés:
trabajo en un ministerio por decisión propia, porque es mi forma de
apoyar a Maduro. Tengo compañeros de trabajo que son abiertamente
opositores, todo el mundo los conoce y los respeta. Sé que hay otros
entes públicos donde sí se intenta coaccionar a los trabajadores a manifestar tales o cuales posiciones,
pero no es el caso del sitio donde yo trabajo.
Tampoco soy una
persona que se calle ante los desacuerdos que pueda tener con
decisiones del gobierno. Cualquiera puede buscar mis artículos enAporrea, y va a encontrar desde abiertos apoyos a la revolución,
hasta duras críticas contra decisiones puntuales.
Por otro lado, tengo
grandes amigos y compañeros de lucha, tanto en el PSUV como en otros
partidos y movimientos políticos revolucionarios. Y los voy a seguir
teniendo, por muchas coincidencias y desacuerdos que tenga con ellos.
Uno no puede limitar o cambiar de amistades de acuerdo a lo que esté
ocurriendo en el país, o de lo que alguien piense o deje de pensar
sobre alguna decisión o algún actor político.
Por ende, al menos
yo no voy a caer en llamar “traidor” a nadie, a pesar de las
diferencias que pueda tener con ellos en temas delicados, como la
Constituyente. No van a dejar de ser amigos, no voy a dejar de
tratarlos ni de saludarlos.
Sin embargo, sí
quiero dejar en claro por qué creo que el paso que Maduro tomó con
la Constituyente es correcto.
Tal vez sea
repetitivo, pero tenemos que recordar que Venezuela es un país
repleto de recursos naturales ambicionados por empresas
transnacionales y poderes económicos extranjeros. La muerte de Hugo
Chávez, a quien llegaron a considerar un líder inderrotable, y el
ascenso al poder de Nicolás Maduro, a quien le tienen menos respeto,
ha abierto una nueva posibilidad de derrocar al gobierno bolivariano
de formas parecidas a como se ha logrado con gobiernos en otras
partes del mundo: interviniendo de forma sutil, generando condiciones
para que una parte de la población se ponga en contra del gobierno y
lo saque, sin tener que recurrir a una intervención militar costosa
e impopular.
En diciembre de
2015, la oposición logró la victoria en las elecciones de la
Asamblea Nacional, en medio del descontento por las colas y
situaciones de escasez de alimentos, que se combinaron con la
imposición de algunos candidatos repetitivos y poco populares por
parte del Psuv en determinadas regiones, lo que favoreció la
abstención.
Sin embargo, la
oposición no logró cumplir sus promesas de acabar las colas ni
mucho menos las de sacar a Maduro en los seis meses siguientes a su
victoria. Tampoco lograron convocar un referendo revocatorio contra
Maduro, en parte porque perdieron varios meses en desacuerdos
internos sobre cuál era la mejor forma de sacarlo del poder.
Tras desconocer
varias decisiones del TSJ, la Asamblea Nacional terminó siendo
declarada en “desacato” por el tribunal supremo, y sus decisiones en
la actualidad no tienen legalidad alguna. Ni siquiera a Goldman Sachs
le interesó su opinión a la hora de comprar bonos de Pdvsa. La AN
podrían resolver la situación de desacato de una forma
relativamente fácil, ejecutando unos procedimientos para
desincorporar a tres diputados del estado Amazonas, pero parecen no
estar interesados en hacerlo.
La caída de los
precios del petróleo, el contrabando de extracción, la existencia
de empresarios inescrupulosos que usaban el control de cambio para
enriquecerse aprovechando a funcionarios corruptos; la falta de
controles sobre estos empresarios, la corrupción en funcionarios en
las fronteras y aduanas y muchas otras causas causaron una severa
escasez y una grotesca alza de precios en muchos alimentos y
productos de consumo masivo. A todo esto lo llamamos “guerra
económica”, y si bien no se puede ocultar que ha habido mucha
incompetencia de parte de ciertos funcionarios gubernamentales, la
verdad es que esta situación fue aprovechada por empresarios,
políticos de derecha y medios de comunicación, coordinados desde el
exterior, para aumentar el descontento del pueblo, en un intento para
forzar la salida de Maduro del poder.
No es mera
especulación mía; es que esta situación se ha repetido en muchas
ocasiones, comenzando por diciembre de 2002, cuando se declaró
un paro petrolero y empresarial que duró 62 días y repitió muchas
partes de este mismo guión. La diferencia es que, esta vez, en 2017,
prefirieron hacerlo de forma mucho más silenciosa, sin un líder
empresarial y uno sindical que dieran partes de guerra todos los días
a las 6 de la tarde.
Maduro respondió
aumentando los sueldos y tickets de alimentación varias veces al
año; creando los Comités Locales de Abastecimiento y Producción
(Clap), un sistema para poder llevar a las familias de los
sectores más necesitados los productos más necesarios, y de generar
nuevas formas de organización popular que generaran al menos una
pequeña parte de los productos necesarios. También Maduro intenta,
con los famosos “quince motores”, que los productos que se
importaban en la época de la bonanza petrolera se fabriquen en el
país. Aunque aún falta mucho para concretarlo.
De allí que la
oposición decidió, como si la guerra económica de 2017 fuera poca
cosa, llamar nuevamente a “guarimbas” o protestas
violentas, esta vez con algunas diferencias respecto a su
iteración anterior de 2014:
-
Tienen más experiencia y logística
-
Tienen mejor entrenamiento
-
Tienen dirigentes de oposición mucho más violentos y “resteados”
-
Tienen un apoyo económico mucho más constante de parte del gobierno estadounidense.
-
Aprovechan su inmunidad como diputados o gobernadores para:
-
exigirle a las Fuerzas Armadas que desconozcan a su Comandante en Jefe y den un golpe de Estado
-
apoyar de forma pública y notoria a manifestantes violentos encapuchados, muchos de ellos menores de edad, que utilizan explosivos caseros, morteros y otros implementos contra efectivos policiales y militares.
-
-
Tienen un apoyo más contundente de organismos multilaterales como la OEA
Llevamos ya 83 muertos en 70 días de protestas violentas. La oposición aprovecha
cada nuevo muerto (incluyendo personas que no estaban manifestando e
incluso militantes chavistas) para culpar de ello a Maduro y mantener
un clima de indignación en sus seguidores, que justifique nuevas
marchas y protestas, que a su vez traen más muertos.
Los dirigentes
opositores violentos saben que, en un ambiente donde hay 3 o 4 días de
protestas semanales, cada uno de ellos con decenas de marchas o
concentraciones en todo el país, con decenas de miles de efectivos
policiales y militares resistiendo ante muchachos opositores
violentos que arremeten contra ellos, es sólo cuestión de tiempo
hasta que alguien cometa un error de gravedad: que
alguien muy conocido y apreciado pierda la vida, que un error
produzca una gran mortandad, que los efectivos se cansen y se nieguen
a obedecer órdenes, que un oficial termine cediendo ante presiones
(incluyendo las de su propia familia, ofrecimientos de dinero,
chantajes), que paramilitares asesinen personas inocentes de forma
masiva y se los atribuyan al chavismo.
La contratación de bandas criminales para tomar sectores residenciales y causar temor y zozobra, asaltando y a veces asesinando, se ha vuelto habitual en varios sectores de Caracas. Mucha gente se asusta y se niega a transitar, a ir a trabajar, a viajar, a enviar a sus hijos a clases. El secuestro y quema de camiones ha hecho que el envío de mercancías de un lugar a otro del país se convierta en una labor de alto riesgo, causando más escasez.
La contratación de bandas criminales para tomar sectores residenciales y causar temor y zozobra, asaltando y a veces asesinando, se ha vuelto habitual en varios sectores de Caracas. Mucha gente se asusta y se niega a transitar, a ir a trabajar, a viajar, a enviar a sus hijos a clases. El secuestro y quema de camiones ha hecho que el envío de mercancías de un lugar a otro del país se convierta en una labor de alto riesgo, causando más escasez.
Es imposible
mantener un país económicamente activo si estas condiciones se
alargan por semanas o meses.
En resumen:
-
No tenemos Asamblea Nacional.
-
No tenemos Ministerio Público (en el sentido de que no toma las decisiones que el país necesita).
-
La violencia política y la cantidad de muertos crecen cada día.
-
Grupos delincuenciales son contratados para causar caos en zonas muy visibles.
-
El gobierno tiene que tener cuidado de cómo procede, pues la más mínima acción que parezca violatoria a los derechos humanos puede ser justificativo para cualquier intervención externa.
-
Las redes sociales y los medios digitales se usan para exacerbar el odio entre los bandos.
Maduro intentó por
todas las vías ofrecer un camino de diálogo a los
opositores, que estos no quieren tomar porque sólo quieren que el
gobierno sea derrocado.
¿Qué más podía hacer Maduro?
Muchos de estos dirigentes políticos de tipo violento tienen expedientes delictivos con cientos de páginas. Ellos estarían detenidos desde hace años, si hubieran cometido estos delitos en cualquiera de los
países que hoy nos acusan de ser una dictadura.
Y no me refiero al dirigente político que está contra Maduro y marcha pacíficamente, pues ese es un derecho que cada quien tiene. Me refiero al dirigente político que está organizando grupos de choque con adolescentes, personas en situación de calle y personas de sectores populares, a quienes se les paga, se les entrena, se les dota con explosivos, chopos, armas caseras y otros implementos para colocarlos a confrontar a los cuerpos de seguridad cada dos días, buscando el muerto necesario para que siga la violencia.
Si los dirigentes opositores causantes de estos graves hechos de violencia no quieren dejar de hacer lo que hacen, a pesar de las alternativas y caminos de diálogo que se les ofrece, no podemos quedarnos de brazos cruzados hasta 2018 o 2020, esperando que lleguen nuevas elecciones para sacarlos, mientras vemos cómo los contadores de fallecidos se incrementan día tras día.
Estos dirigentes son
los mismos de siempre:
-
Estuvieron en contra de la Constituyente y del referendo de 1999, del cual provino la Constitución actual, de la que hoy dicen ser defensores.
-
Apoyaron un paro en 2001 contra la ley de Tierras, la de Pesca o la de Hidrocarburos
-
Fueron perdonados el 14 de abril de 2002 en la madrugada por el comandante Hugo Chávez, crucifijo en mano, luego de que ejecutaran un golpe de Estado en su contra.
-
Luego fueron a mesas de diálogo lideradas por José Vicente Rangel.
-
Luego encabezaron el paro de diciembre de 2002, que por 62 días causó penurias a todos los venezolanos.
-
Luego fueron perdonados en febrero de 2003, cuando el país volvió a la normalidad y nadie los arrestó.
-
Luego, en 2004, intentaron dar un golpe de estado usando un centenar de paramilitares descubiertos en una finca llamada Daktari, ubicada en El Hatillo. Hoy el dueño de la finca vive en Estados Unidos, y el jefe policial que detuvo a esos paramilitares es un “chavista disidente”.
-
Luego, también en 2004, encabezaron las primeras guarimbas o manifestaciones violentas, que dejaron 9 personas muertas.
-
Luego, también en 2004, ocurrieron los primeros actos terroristas: bombas en el edificio Caracas Teleport, en el consulado de Colombia, en la embajada de España. Los autores materiales hoy dirigen organizaciones en el exterior que recogen dinero para los guarimberos, y son entrevistados con frecuencia en CNN en Español y otros canales de Miami como héroes, de quienes no se recuerda su pasado terrorista.
-
Capriles estuvo detenido cuatro meses en 2004, pero de nada sirvió: salió peor.
-
Luego, vinieron las protestas violentas de 2007, cuando lo de Rctv.
-
Ese año, como gesto de buena voluntad, el Presidente Chávez de nuevo ofreció un indulto a todos los que habían cometido delitos en 2002 que no fueran de lesa humanidad.
-
Chávez murió en 2013, tras dos años luchando contra una enfermedad, y ni por estar enfermo estos mismos dirigentes opositores dejaron de sabotear su gestión.
-
Luego, vinieron las elecciones presidenciales de abril de 2013. Maduro gana, y nuevamente las mismas caras de la oposición llamaron a protestas violentas, que dejaron nueve muertos.
-
A cambio de detener las protestas, Capriles fue perdonado. Una vez más.
-
Luego, vinieron las guarimbas de 2014, denominadas “La Salida”. Dejaron 43 muertos.
-
Leopoldo López fue juzgado por ser su cabecilla y cumple condena de 13 años, pero todos los demás líderes de “La Salida” fueron perdonados.
-
Luego, en 2017, estas mismas caras encabezan las protestas violentas que llevan 83 muertos
A cada perdón
sucedía otra conspiración, y lugo otro perdón:
golpes, guarimbas,
protestas violentas, amenazas e intentos de paralizar el país a
menudo eran respondidos con perdón y diálogo, a lo que de nuevo
venía más golpes, guarimbas y violencia.
Todos nos preguntamos si estamos condenados a pasar el resto de nuestras vidas viendo como, cada dos o tres años, vuelven a encabezar la guarimba o el paro definitivo, final y ultimísimo para acabar con el gobierno, ejecutado por exactamente las mismas caras que lo vienen haciendo desde 2001.
Todos nos preguntamos si estamos condenados a pasar el resto de nuestras vidas viendo como, cada dos o tres años, vuelven a encabezar la guarimba o el paro definitivo, final y ultimísimo para acabar con el gobierno, ejecutado por exactamente las mismas caras que lo vienen haciendo desde 2001.
Más de un amigo chavista y revolucionario se ha ido del país, porque quiere tener una vida normal y no aguanta vivir y ver crecer a sus hijos en un lugar donde cada dos o tres años terminamos siendo acosados por nuestros propios vecinos, familiares, compañeros de trabajo y de estudios, teniendo que esconder sus preferencias políticas, todo porque las personas que dominan los medios de producción y de comunicación se empeñan cada cierto tiempo en que, ¡esta vez sí!, ¡vamos a tumbar a Maduro!
Y cuando ves la lista de víctimas en años como 2013, 2014 o 2017, vemos que la mitad o más son personas que no participaban en las manifestaciones. En muchos casos, eran personas que simplemente pasaban en un lugar, que se asomaron a ver, que trataban de pasar por una barricada, que conducían normalmente por una avenida y los sorprendió una bala asesina, una guaya, un obstáculo en la vía. En muchos casos, eran camaradas chavistas. Y luego de morir, su nombre es usado por opositores desinformados y manipulados por los medios, quienes afirman falsamente que fueron asesinados por la Guardia Nacional, por la Policía, por una lacrimógena disparada por Maduro.
¡Ya basta! ¡Es
hora de ejecutar acciones más punitivas! No estamos hablando de
volvernos una dictadura ni de violar derechos humanos, ¡sino
simplemente castigar a esos rostros repetitivos que, desde hace 18
años, se han empeñado en acabar con nuestra paz!
En marzo de 2017,
antes de que comenzaran las guarimbas, el gobierno intentó, a través
del TSJ, remover la inmunidad a los parlamentarios responsables de
diferentes delitos, pero la Fiscal General de la República y
muchos aliados del gobierno, tanto a nivel nacional como
internacional, se mostraron muy preocupados por esta acción, que se
parecía mucho a la disolución de un congreso. Que
se parecía a una dictadura. Que fue denominada “ruptura del
hilo constitucional”.
Así que, a finales
de marzo, hubo que echarla para atrás. ¿La consecuencia? La
oposición interpretó el gesto de Maduro como debilidad y el 1
de abril de 2017 inició las nuevas guarimbas.
La Fiscal General de
la República ha tenido muy poco interés en ir contra los cabecillas
de estas protestas violentas, y normalmente libera a más del 90
por ciento de las personas que son aprehendidas por los cuerpos de
seguridad. Los diputados que organizan a los grupos violentos
gozan de inmunidad, al igual que el gobernador de Miranda, y sin la
intervención directa de la Fiscalía General, es muy poco lo que
puede hacerse contra ellos para detenerlos y juzgarlos.
Constituyente como vía para "destrancar el juego"
De allí que el
Presidente activó la Asamblea Nacional Constituyente, como única
vía para lograr destrancar el juego.
La ANC ostentará el
poder constituyente originario y tendrá atribuciones
prácticamente ilimitadas sobre cualquier poder establecido. Una
vez que la Asamblea Nacional Constituyente quede instalada, Maduro
podrá ir a ella y hacer sus propuestas. La ANC debatirá y aprobará
lo que ellos consideren conveniente.
¿Qué acciones
propondrá Maduro desde la ANC?
Asumiendo que
estamos en una guerra y que Maduro es el comandante de las fuerzas
del chavismo, es obvio que él no debería adelantar cuál será
su próximo paso, tal y como la oposición tampoco lo está
haciendo. Maduro podría proponer la remoción de las inmunidades
parlamentarias o el antejuicio de mérito a determinadas personas, la
reestructuración de la Fiscalía General o la remoción de su
cabeza, la realización de elecciones anticipadas de determinados
poderes públicos, la relegitimación de todos los poderes… son
muchas las posibilidades que puede tomar.
No sé cuáles serán esas decisiones, pero supongo que deben
conducir a la detención y el enjuiciamiento de una serie de personas
responsables de toda esta violencia política.
¿Qué otra cosa
podría hacer Maduro? ¿Renunciar a la Presidencia, convocar a
elecciones generales y que el país probablemente termine entregándose a las
manos de un gobierno de derecha que arrase con todos
los planes sociales y avances logrados en 18 años de gestión?
Un gobierno de este tipo nos fusilará juntos a todos, seamos del
Psuv, PCV, Redes o Marea Socialista. Y no se molestará en colocarle
cartelitos de “tarifados” o “traidores” a las fosas comunes
en donde depositen nuestros cadáveres. Tampoco vendrán a rescatarnos ninguno de los que se escandalizan hoy desde la Comunidad Internacional por las decisiones de Maduro. Ni siquiera vendrán a inspeccionar nuestros cadáveres, para ver qué fue lo que nos mató.
Veo a muchos
compañeros preocupados, alegando en algunos casos que la
Constitución de 1999 no debe cambiarse, por ser parte del legado de Chávez. Un argumento bastante débil
considerando que el propio Comandante Chávez intentó reformarla en
2007. Y él mismo, al perder la reforma, dejó abierta la posibilidad
de intentar reformarla de nuevo en el siguiente período
presidencial.
Otros exigen que se
haga un referendo previo antes de ir a la Constituyente. Ya se ha
explicado numerosas veces que los artículos 347 a 349 no mencionan
la necesidad de ir a un referendo previo, y que esta posibilidad se
planteó en el debate constituyente de 1999, pero no se aprobó por
verlo innecesario. De cualquier forma, Maduro colocó en las bases
comiciales que habrá un referendo una vez termine la ANC,
para que el pueblo apruebe la nueva Constitución.
Hay personas que
están en desacuerdo con la visión del Maduro sobre la
Constituyente. Unos critican la elección de constituyentes por sectores. Otros tenían una visión más romántica sobre la
misma: una constituyente del poder popular, con poca participación
de las burocracias y de los partidos, desarrollada en un ambiente más
calmado y menos polarizado.
Sí, yo también
estoy de acuerdo en que nunca imaginé que una Constituyente pudiera
desarrollarse en medio de condiciones parecidas a una guerra. Pero
vuelvo e insisto: esta Constituyente se está convocando de forma
urgente para detener la caída libre que Venezuela tiene en este momento, rumbo a una guerra civil.
Su función, más que generar una nueva Carta Magna, es la de lograr
las condiciones para destrancar el juego, restaurar el funcionamiento
de todos los poderes públicos, detener a los causantes de la
violencia y traer de nuevo la paz y cierta normalidad a la nación.
Sobre las
discrepancias legales y políticas, yo no niego que pueda haberlas. Pero es que a mí, como ciudadano, como persona, me
preocupa la enorme cantidad de muertos que hay producto de las
protestas violentas, y el hecho de que aquellos dirigentes opositores
que abiertamente están causando esta mortandad, lo siguen haciendo
sin que nadie pueda detenerlos. Camaradas, ¡estamos yendo directamente a una guerra! Y lamentablemente, tampoco he leído de ustedes alguna propuesta seria sobre cómo evitarlo.
Si la única forma de no ir a una guerra es aprovechando los poderes ilimitados que dará una Constituyente, ¿desaprovecharemos esta última oportunidad por un legalismo, una inconformidad, por el maltrato de algún ministro o porque no nos guste algún dirigente local o regional del Psuv?
Si la única forma de no ir a una guerra es aprovechando los poderes ilimitados que dará una Constituyente, ¿desaprovecharemos esta última oportunidad por un legalismo, una inconformidad, por el maltrato de algún ministro o porque no nos guste algún dirigente local o regional del Psuv?
El que yo apoye la
Constituyente no significa que me agraden el 100 por ciento de las
decisiones que toma Maduro o algunos miembros de su equipo. Pero
pienso que él, hasta ahora, se ha mostrado como un líder que
escucha y que, en diferentes ocasiones, ha estado dispuesto a
rectificar cuando ha hecho falta. Creo que tenemos que confiar en
él, y creo que hay que respetar al comandante de un país en la
situación que vivimos: una situación muy próxima a una guerra, con
un adversario ―un Imperio gigantesco, el más poderoso de la
Historia― que se abalanza con todas sus fuerzas contra todos nosotros, con el fin de adueñarse de nuestras nación, sus recursos y riquezas.
Con esto no estoy
llamando a abstenerse de discrepar.
Estoy llamando a apoyar a Maduro en medio de las difíciles y controversiales decisiones que podrían tomarse en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente, y a
presentar ante él, ante su equipo y ante la futura ANC aquellas advertencias, discrepancias y
desacuerdos que podamos tener, sin olvidar quién es nuestro
aliado, y quienes son nuestros enemigos que quisieran vernos muertos.
Creo que Chávez lo llamó de esta manera: “irreverencia en la
discusión, lealtad en la acción”.
Es mi humilde opinión sobre el tema. Mis respetos a todos los camaradas, concordemos o no en estos temas difíciles.
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