¡Prohibir todo! ¡Es la hora!
- Tras bloquearse El Comandante, la reacción de sus creadores fue poner sus capítulos gratis en Youtube, con una eficiencia envidiable y una gran cantidad de copias “por si acaso”. Es inédito que la transnacional Sony, creadora de esta costosísima serie, permita su publicación en Youtube cuando normalmente es la primera en perseguir a quienquiera que suba sus contenidos en este sitio, en particular si son de estreno.
- Tras ordenarse el bloqueo de CNN en Español, la reacción de la transnacional fue poner su señal gratis en Youtube, para que todos puedan tener acceso a ella.
Visto este extraño
comportamiento y esta generosidad inusual por parte de las grandes
transnacionales, que de pronto han aprendido a compartir y a ofrecer
gratuitamente contenidos por los que antes nos cobraban una
barbaridad de forma directa o indirecta, queremos hacer un llamado
urgente y desesperado ya no al presidente Nicolás Maduro, sino a
todos los gobiernos del mundo:
¡Por favor,
prohíban todo!
Por años, mucha
gente a menudo desinteresada ha dedicado incontables horas de su
tiempo personal a compartir en las redes todo
tipo de material científico, cultural y de
entretenimiento: películas, canciones, discos, libros, poemas,
series, novelas, programas de televisión, noticias, papers
científicos, código fuente, conocimiento, cultura, etc.
Y la reacción de la
industria ha sido criminalizarlos, insultarlos, perseguirlos y
arrestarlos. Nos llaman “piratas”, ordenan el
cierre de páginas web y el bloqueo de canales de
Youtube. Nos hacen pagar impuestos y canones asumiendo que todos
somos criminales. Ordenan modificar las leyes de derechos de autor
para favorecerlos a ellos (a menudo con convenios multilaterales como
los fallecidos ALCA o TPP, pero también con tratados de libre
comercio vigentes, que se discuten en secreto y se imponen sobre las
leyes de sus respectivos países). Constantemente hacen lobby ante
gobiernos y sobornan políticos para extender la protección que las
leyes les dan, aumentar las penas contra los infractores y evitar
que Mickey Mouse caiga en el dominio público.
Incluso han tratado
de imponer penas de prisión aún mayores que las que se imponen a
terroristas y asesinos, como los 70 años de prisión que
enfrentaba el joven Aaron Swartz por querer compartir
millones de papers científicos, o las que
se quieren imponer a Julian Assange, Edward Snowden o las que se
querían imponer a Chelsea Manning por querer dar a conocer
información de sus propios gobiernos que debería ser pública.
Sin embargo, esta
actitud de las transnacionales del entretenimiento, de querer
compartir y liberar contenidos que el gobierno venezolano está
bloqueando, ¡de verdad que nos sorprende!
¿Será que, de
pronto, las transnacionales se volvieron generosas y amigables?
De pronto ya no les duele el bolsillo. El dinero ya no es lo primero.
Ahora se están poniendo “del lado del pueblo”. La empresa sí
tiene corazón, después de todo.
Su gigantesco
escuadrón de abogados, que pasa el día buscando contenidos en
Youtube para ordenar su bloqueo, ahora se dedicará a causas más
nobles, como defender a los latinos que están siendo expulsados de
Estados Unidos luego de pasar años trabajando allí por menos del salario
mínimo.
Los bufetes que
demandaban a quienes comparten películas por BitTorrent
ahora se dedicarán a defender a las personas amenazadas por los
bancos de quedarse sin hogar, o a los palestinos cuyas casas son
derribadas en los territorios ocupados por Israel.
Y los legalistas
europeos que antes redactaban gigantescos contratos para arrebatarle
las investigaciones a científicos e inventores latinoamericanos y
hacerlas propiedad de journals y transnacionales europeas,
ahora se dedicarán a defender a las mujeres amenazadas por la
violencia, a los campesinos obligados a usar herbicidas cancerígenos,
y a los niños y ancianos que necesitan medicinas genéricas que los
laboratorios farmacéuticos les niegan.
Por ende, ante esta
inusitada ola de generosidad de parte de los empresarios del mundo,
queremos solicitarle a todos los gobiernos:
¡Por favor, prohíban todo!
¡Por favor, prohíban todo!
Prohíban todas las
películas de superhéroes: The
Avengers, Xmen, los de Marvel y Star Wars; La Liga de la Justicia, Batman, Súperman y Flash. Prohíban todas sus series de televisión: Los Simpsons,
South Park, Big Bang Theory y Futurama. Prohíban todos los contenidos de HBO y
Netflix, comenzando por Game of Thrones, Breaking Bad y Stranger
Things. Prohiban todas las películas de zombies y vampiros. ¡Ya es hora!
Prohibamos también
la música y los libros. Las revistas y los papers científicos.
Estamos seguros de
que, al día siguiente de prohibirlos, las altruistas
transnacionales capitalistas las subirán a Youtube, para que todos
las disfrutemos. Veremos a Warner, Fox y Universal compartiendo
todas sus películas y series desinteresadamente en Internet. Las
grandes disqueras harán lo propio con la música, y las editoriales
con los libros.
¿Tenemos, además, que pagarles por ello?
Al día siguiente de
que hayamos prohibido todo, Google se rebelará contra
nosotros. Y hará lo que nuestros gobiernos no pudieron hacer:
compartirán en Internet todo nuestro acervo científico y
cultural, nuestros libros, canciones, tradiciones, nuestra
historia, nuestra ciencia y nuestra cultura, que ellos han estado
digitalizando eficiente y silenciosamente por los últimos 15 años, sin querer
compartirlo con nadie. Sí, todas las fotos y grabaciones de las tradiciones más representativas de nuestros pueblos, que a veces son tan difíciles de conseguir en
Internet o hasta en nuestras propias bibliotecas, ellos lo tienen y ellos
mismos lo publicarán. ¡Sólo se necesita que lo prohibamos!
Ya no tendremos que
aprender qué es eso de un “Torrent” o cómo descargar los
subtítulos de una serie, porque todo estará en Internet. Los científicos no tendrán que pagar 50
dólares por el acceso a un paper en una journal alemana,
porque ellas mismas habrán puesto todo su contenido gratis en
Internet.
Hemos pasado tantos
años hablando mal de las corporaciones y las transnacionales... ¡Qué
bueno que descubrimos que tienen un gran corazón y una enorme
generosidad! ¡Gracias, amigos!
Bien, ya dejando las
ironías a un lado: ¿No será que las transnacionales y
corporaciones sólo reaccionan de esta manera contra aquellos
gobiernos y países que ponen primero los intereses de su gente, por encima de los intereses políticos y
económicos de los empresarios?
¿No será que, en
vez de discutir si “Maduro es un dictador que censura medios”,
más bien deberíamos discutir e investigar qué es lo que pasa en
Venezuela, para que haya tantos medios de comunicación, políticos y
empresarios hablando mal constantemente de su gobierno, de su pueblo y de sus decisiones, gastando millones en series como El Comandante o en investigaciones como "Pasaportes en la sombra", siempre intentando ridiculizarnos y humillar nuestros valores?
Nunca confiemos en
las “buenas intenciones” de estas grandes transnacionales. Si en alguna ocasión pareciera que ellas nos están apoyando o están haciendo cosas buenas por nosotros, es sólo porque nos necesitan para lograr sus objetivos. ¡No nos dejemos utilizar por ellos!
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