“Envíe su currículum en formato Word”

(Este artículo es una versión ampliada y sin limitaciones de espacio, del publicado hoy en el diario CiudadCCS)


La frase con la que titulamos este artículo está presente en muchos anuncios de prensa ofertando puestos de trabajo, incluso en entes públicos venezolanos.

Tal vez no lo hayamos pensado, pero usarla es equivalente a que una alcaldía dicte que “en esta carretera sólo pueden transitar vehículos Toyota”, o que el Teatro Teresa Carreño decida que “solo admitiremos músicos con instrumentos Yamaha”. En otras palabras, se estaría obligando a la gente a comprar determinado producto comercial para poder cumplir un trámite legal o disfrutar de un servicio. Algo nada apropiado ni revolucionario.

Por qué se necesitan estándares abiertos

Todos hemos vivido inconvenientes causados por empresas transnacionales inescrupulosas, que, ansiosas de obtener más ganancias, venden productos a precios aparentemente atractivos y luego, cuando vas a comprar sus accesorios o repuestos, estos son carísimos y no puedes comprarlos a más nadie. Caíste en una trampa, y lo peor es que no hay nadie que castigue a la empresa que te entrampó.

Veamos un ejemplo común: te compras un teléfono móvil (celular), y pronto te das cuenta de que viene con unos audífonos con un conector extrañísimo, que nunca habías visto. Inicialmente eso no te preocupa. Pero los audífonos se te dañan por el uso a los pocos meses. Vas a adquirir un reemplazo, y resulta que no puedes comprar un audífono cualquiera, sino que tienes que comprar uno específico para tu marca y modelo de teléfono, que use ese conector extraño. Caminas y caminas. Preguntas aquí y allá. Te cuesta conseguir audífonos nuevos de esa marca, y cuando al fin los consigues, ¡zas! Cuestan el triple que unos audífonos comunes y corrientes.

Es inevitable que te preguntes: Si todos los audífonos vienen con un mismo tipo de conector, ¿por qué el fabricante de este teléfono decidió usar sus propios conectores, que nadie más usa? La respuesta es obvia: para obligarte a comprar los de ellos y pagar mucho más por su producto. Lo más lamentable es que esas enormes ganancias no irán al bolsillo de los trabajadores explotados que fabricaron esos artículos, sino al inescrupuloso dueño de la empresa.

Teléfono celular con un conector de audífonos estándar
de 3,5 mm (der.) y un conector microUSB estándar
para el cargador. Foto: Engadget.
Todo aquel que pasa por esa experiencia se asegura de que, la próxima vez que compre un teléfono celular, éste utilice audífonos estándar, con el conector de 3,5 mm que tienen casi todos los aparatos electrónicos. Pues bien, ¡ese es un estándar abierto! Garantiza que tu aparato pueda usar audífonos de cualquier marca, y que no seas dependiente de los deseos de una empresa.

Formatos cerrados

En la informática ocurre lo mismo: los formatos de Microsoft Office (Word, Excel, PowerPoint y similares) son ejemplos de formatos cerrados. Sus creadores (en este ejemplo, la transnacional Microsoft) mantienen su funcionamiento en secreto, o los protegen con patentes y otras leyes, de tal manera que no sea posible que terceros hagan software que también pueda abrir y guardar esos formatos. Esto obliga a la gente a comprar productos de una empresa dada, en este caso Microsoft (incluso si no los compras porque los pirateas, igual prefieres aprender a usar estos productos, y el día que trabajes en una empresa y tengas que comprarlos originales, obviamente vas a mandar a comprar productos Microsoft, porque es lo que conoces).

Entendamos bien lo que pasa: Cuando estás escribiendo tu tesis y oprimes el botón "Guardar" en Microsoft Word, este programa escribe en tu archivo (que se llama, por ejemplo, Tesis.doc) una secuencia de caracteres y códigos que representan todo el contenido de tu tesis, incluyendo el texto, su formato, imágenes, ilustraciones, tablas, etc. Eso se tiene que escribir de una forma muy precisa, para que mañana puedas abrir de nuevo tu tesis con Microsoft Word y puedas seguir trabajando en ella. Si hay un error mínimo, la tesis no abrirá y perderás todo tu trabajo.

Normalmente, si alguna persona va a desarrollar un nuevo programa de computadora que pueda abrir archivos de Word, debería recibir un manual con las especificaciones que indiquen cómo funciona ese formato. De la misma manera que quien repara televisores muchas veces necesita ver sus planos para saber qué tipo de componentes utiliza, o quien va a romper paredes en un edificio a veces necesita ver los planos para saber qué tuberías están en el medio.

Pero la gente que programó el formato de Microsoft Word original se aseguró de no contarle a nadie cómo funciona, ni suministró un manual de especificaciones, ello con el fin de imposibilitar que aparezcan otros programas que puedan abrir o guardar archivos de Office. De allí que afirmamos que el formato .DOC de Microsoft Word es un formato cerrado o propietario*. 

Ahora bien, los programas de software libre, como OpenOffice, LibreOffice, KWrite, AbiWord, etc., sí pueden abrir y guardar archivos en el formato de Microsoft. ¿Cómo lo hicieron? Pues, ellos no tuvieron ayuda de Microsoft para saber cómo funciona el formato .DOC. Tuvieron que aprenderlo haciendo "ingeniería inversa", que es el equivalente a desarmar un aparato y hacer pruebas por ensayo y error para saber cómo funciona. Un procedimiento extremadamente difícil y complicado, que requiere mucho tiempo.

LibreOffice Draw. Fuente: MuyLinux.com
Efectivamente, LibreOffice abre y guarda documentos de Word, y la enorme mayoría de las veces lo hace muy bien. Pero hay casos en los que el formato cambia, los párrafos se salen de los márgenes o las tipografías de texto se modifican. Sí funciona, lo hace bastante bien, pero no es perfecto. Muchas personas, en su ignorancia, culpan al software libre por estos errores, menospreciando el trabajo de gente que tuvo que trabajar mucho, haciendo innumerables pruebas prácticamente sin ayuda. El verdadero culpable de estos problemas no es el software libre, sino las transnacionales del software, como  Microsoft, por cerrar el acceso a los formatos y negarnos el derecho de saber cómo funcionan. 

¿Te das cuenta entonces de que, cuando obligas a otros a usar formatos cerrados (como los de Microsoft), bien sea para que te entreguen un currículo, una relación bancaria, un trabajo para el liceo o la universidad, un trámite o una nota de prensa, lo que estás haciendo es apoyar una estrategia de Microsoft nada limpia, que busca aprovechar su condición de monopolio para forzar a más y más personas a comprar o usar sus productos? 

Gobiernos y Estándares abiertos

Por fortuna, existen estándares abiertos: te permiten guardar tus documentos, pero sus especificaciones son públicas y es independiente de cualquier producto comercial. Esto permite que cualquier programador pueda hacer software que grabe en estos formatos, y no estás atado a un sólo producto, sino que puedes escoger entre muchos de ellos. 

Los estándares abiertos más conocidos son el ODF u OpenDocument (que cuenta con los formatos ODT para textos, ODS para hojas de cálculo y ODP para presentaciones, entre otros), o los formatos PDF y HTML. Pueden ser creados desde programas libres y gratuitos como LibreOffice, o desde programas pagos como los de Microsoft.

Luis Inacio Lula Da Silva ha sido un férreo defensor de los
estándares abiertos.
Muchos gobiernos, como el nuestro, se han dado cuenta de lo necesario de adoptar estándares abiertos, para ser independientes de empresas inescrupulosas. El presidente Chávez firmó los decretos 3.390, 5.246 y varias resoluciones ordenando el uso de estos formatos. Muchos países tomaron decisiones similares, como Rusia, España, Brasil, Argentina y Ecuador.

Hay muchas razones por las que los gobiernos están prefiriendo los estándares abiertos. En primer lugar, un Estado no puede volverse dependiente de una empresa, que puede cobrarte sumas injustificables de dinero, que pueda chantajearte o que incluso pueda desaparecer. ¡Y esto ha pasado muchas veces! Software que era muy popular en los años 80 y 90, como WordStar, Visicalc o Freehand, hoy no existe. Si un gobierno mantenía archivos históricos en estos formatos cerrados, a medida que pasen los años será cada vez más difícil acceder a ellos, perdiéndose valiosísima información del pasado. Pero si la información se guarda usando formatos abiertos, y en el supuesto negado de que todo el software libre actual desaparezca, sin embargo los programadores del futuro podrán hacer su propio software que pueda leer y procesar esos archivos.

Hay que reconocer, sin embargo, que en los entes públicos venezolanos hay mucha resistencia a usar formatos libres. Muchos se asustan e intimidan cuando tratan de abrir un documento de Word y a veces el documento se ve distinto o pierde su formato (ayuda mucho pedir, como solución temporal, que te instalen las tipografías de Microsoft... en Canaima, Debian y Ubuntu el paquete se llama  ttf-mscorefonts-installer). Otros argumentan, con algo de razón, que necesitan enviar documentos a muchas personas que no tienen software libre instalado, a quienes se les dificultará abrir archivos en formatos abiertos. De cualquier manera hay alternativas, como los archivos PDF. O, si simplemente vas a enviar texto sin formato (como se hace en las notas de prensa), puedes mandar un archivo .txt, o simplemente pegar el texto dentro del email sin tener que adjuntar un archivo.

Hay personas que usan OpenOffice y LibreOffice, y alegan que no es necesario guardar sus archivos con estándares abiertos, pues estos programas de software libre leen y guardan archivos de Microsoft. Pero, como dijimos antes, LibreOffice y OpenOffice no son 100% perfectos cuando abren o guardan archivos en el formato Microsoft, en particular con documentos muy complejos. Es preferible hacer los documentos desde el comienzo usando formatos abiertos, y exportarlos a los formatos de Microsoft sólo cuando sea necesario.

El pasado 28 de marzo se celebró el Día del Documento Libre. Comunidades organizadas realizaron eventos en Caracas, Mérida, Puerto La Cruz, Maturín, Puerto Ordaz, Barquisimeto y en 16 países, explicando el porqué del uso de los estándares abiertos y cómo usarlos. Tú también puedes usar formatos libres… ¡Solo descarga un programa como LibreOffice (ver http://es.libreoffice.org/descarga/) y comienza a usarlos!

_______________________
*  Su sucesor, el formato .DOCX y los formatos Office Open XML de Microsoft, son formatos un poco más abiertos, con manuales y especificaciones, cosa a las que tuvo que acceder Microsoft temiendo que muchos gobiernos del mundo dejaran de comprar su suite de oficina. Sin embargo, estos formatos están protegidos por patentes y parte de sus especificaciones no son del todo conocidas o son ambiguas.

Comentarios

  1. Luigino !!!
    Ecxelente articulo
    has sido muy condescenciente con el sistema amigo mio

    en los trabajos, el trabajador se adapta a lo que hay y punto... asi es en todas partes del mundo ...el trabajador usa los estandares y plataformas que haya adoptado la empresa para la que trabaja

    entonces> el problema es si el administrador de sistemas tiene claro cual es su papel al estandarizar ODF para la empresa y en que es natural que haya resistencia.....sobre todo cuando decides ir poco a poco...le terminan dando chance a que todo el mundo use un poco de openoffice pero para abrir y guardar documentos en formatos cerrados tipo .doc y luego se quejan de esas incompatibilidades y hasta alli llego el administrador de sistemas si no las tiene bien puestas y pone orden desde el principio... sin derecho a pataleo....

    te imaginas que en digitel, cada quien tuviese el programa de oficina que le de la gana !!! y se lo auto instale !!! eso no es posible pues hay una unidad de sistemas que se encarga de mantener unos estandares y politicas de la empresa, para garantizar a su vez, un minimo de seguridad en sus datos y gobernabilidad en su gestion...

    no puedo decir lo mismo de algunas administraciones publicas

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  2. ¿Qué pienso yo? Pienso que el hecho de no mostrar el código de los programas que alguien pudiera elaborar no es inmoral ni ofende a nadie: cada quien, pienso yo, puede tener sus secretos y venderlos (como las salsas con el secreto de la abuela; o por ejemplo que alguien desarrolle o programa que resuelva un problema específico que tengas: estás en tu libertad de comprarlo o no).

    Lo que en verdad me parece miserable de empresas como Microsoft es el imperialismo, la competencia desleal, la agresividad, y la no libertad que se le deja al usuario de sus softwares en el caso que prácticamente es imposible comprar un computador sin su OS, por ejemplo.

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  3. El artículo es una excelente introducción al concepto de estándares abiertos.

    Sin embargo una vez más has obviado el factor que más genera resistencia a la adopción del software libre.

    Quienes tienen en sus manos la responsibilidad de adquirir software—y hardware—casi siempre actúan bajo el principio de la máxima ganancia personal. Adquirir software libre—y adquirir hardware sin incurrir en absurdas y costosas triangulaciones—beneficia al colectivo y a las instituciones. Pero le deja poca ganancia a quienes toman las decisiones.

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  4. Buen artículo, aunque en caso de alguien que desea entrar a una empresa y le ponen ese requisito basta simplemente guardar en ese formato desde libreoffice y no hay problema.

    Pero, si es un formato editable para algo que no deberia ser como un curriculo porque lo piden? Me parece mas bien peligroso que soliciten curriculos en .doc pudiendo editar la información y alterarla internamente.

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  5. Estoy totalmente de acuerdo. Te cuento que aunque mi celular Samsung tiene conectadores especiales, cuenta con acceso Bluetooth he podido sacar las fotografías que tiene. Además, cosa rara, tengo una cámara Sony con su puerto mini-USB estándar para cargarla o extraer videos e imágenes...pero no uso sino Ubuntu para guardar y administrar mis videos y fotografías. Y desde luego, uso LibreOffice para todos mis archivos, hoy traducidos en formatos ODF.

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